EL SILENCIO DE LA CLASE POLÍTICA II

Sin respuesta ante la presentación en el Congreso de la solicitud de modificación de la reforma laboral, Artículo 52.

Artículo 52.

“d) Por faltas de asistencia al trabajo, aun justificadas pero intermitentes, que alcancen el 20 % de las jornadas hábiles en dos meses consecutivos siempre que el total de faltas de asistencia en los doce meses anteriores alcance el cinco por ciento de las jornadas hábiles, o el 25 % en cuatro meses discontinuos dentro de un período de doce meses”.

Pues esto es lo que marca el artículo 52 de la reforma laboral de 2012 que básicamente se resume en que si caes enfermo, el empresario te puede despedir impunemente.

Una medida adoptada en plena crisis para intentar paliar el absentismo laboral y mitigar el desempleo.

Desde el STC no nos acaba de cuadrar que la facilidad en el despido por ponerte enfermo pudiese hacer descender de alguna manera los niveles de desempleo en general, que teníamos cuando se puso en marcha esta reforma y menos aún a día de hoy, que según se jacta en manifestar el Gobierno ya no hay crisis. Por este motivo, desde este sindicato solicitamos a todas las fuerzas políticas representadas en el Congreso, si no la derogación completa de este artículo, al menos que exceptúe de su aplicación aquellas ausencias que tengan su causa en situaciones de IT legal y facultativamente reconocidas.

Entendemos que el trabajador debe quedar perfectamente protegido cuando el motivo que origina la ausencia no es otro que el de su salud y, además, ello quede acreditado por la situación de IT reconocida por el facultativo de asistencia primaria.

Pues en el STC llevamos desde mediados de enero, que es cuando se presentó por primera vez esta propuesta y de nuevo unos meses más tarde, a que al menos uno de los partidos políticos representados en el Congreso, por lo menos se digne a dar una contestación.

Ni una respuesta, de nadie, en ningún momento.

Volvemos a llamar la atención desde estas líneas a todos los grupos políticos, para que dejen de mirarse el ombligo y empiecen a escuchar a la gente a la que supuestamente representan  y que comiencen a trabajar de verdad por el bien de todos.

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